Colección: Alejandro Komori Martinez

Artista plástico pintor figurativo, nacido en la ciudad de México en el año de 1974. Desde 1994 vive en Europa, siete años en España donde cursó estudios de Bellas Artes en la fundación ARAUCO (Arte y Autores Contemporáneos). En 2001 es galardonado con la medalla de honor del Salón Internacional de la Academia de las Artes en Bruselas. Posteriormente se trasladaba a Londres en busca de depurar su técnica y personalizar su obra. Desde el 2008 a raíz de su exposición en la galería Yoshi de París, donde reside y crea hasta el 2019, enriqueciéndose con el mundo de la danza y la gastronomía que reafirma su identidad.
Su trabajo ha sido mostrado en diferentes exposiciones colectivas e individuales en España, Londres, Bruselas, Grecia, Japón, Corea, Estados Unidos, México y Francia.
Su trayectoria a través de diferentes países, así como su doble origen mexicano-japonés le han permitido obtener un criterio analítico de una diversidad cultural bajo un concepto estético que finalmente se revela en su creación de una manera universal.
Dicha influencia multicultural en conjunción a una temática antropomórfica, al estudio de la obra de grandes artistas como Siqueiros, Rembrandt, Goya, Velázquez, Tiziano, Bacon entre otros, culpables de despertar su pasión por la pintura y siendo estos una base de inspiración y guía hacia la experimentación técnica, desde una base académica hasta la libre expresión accidental de la materia le conceden hoy día una autonomía de expresión plástica e intelectual.
Es en la vida diaria, en la relación con los demás que yo me inspiro, es un placer trabajar la naturaleza humana, crisol inagotable de información (fuerza, emoción, movimiento y reflejo de todo tiempo y periodo.).
El juego comienza cuando la relación entre la obra y el artista se establece, en un diálogo privado y confidencial entre la materia y las emociones, una mezcla de dicha y dolor que se traduce finalmente en trazos y colores. Lucha constante entre el azar y el sentido crítico y consciente, voluntariamente yo intento no controlar el proceso del todo, para de esta forma donar a la obra un resultado más puro, para escuchar la pintura cuando esta tiene algo que expresarme.

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